Para ello, la Agencia Espacial Europea (ESA) concibió una misión sin precedentes: cuatro satélites idénticos dispuestos en los vértices de un tetraedro, a la que llamó Cluster.
Esta configuración permitiría estudiar fenómenos de la magnetosfera como gradientes de plasma, ondas de choque y vórtices magnéticos, tanto en dirección al Sol como en la cola del viento solar.
Además, al modificar la arista del tetraedro desde unos pocos hasta diez mil kilómetros, la misión podría analizar variaciones temporales y espaciales con gran precisión.
Los nombres de los cuatro satélites, Rumba, Tango, Salsa y Samba, fueron seleccionados en un concurso, evocando la idea de un "baile" permanente en órbita.