\ Astrocápsula 49 - ¡Tierra a la vista!

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Astrocápsula 49 - ¡Tierra a la vista!

Astrocápsula 49 - ¡Tierra a la vista!

 2 de noviembre de 2025 en la Tierra - Vigésimo año galáctico - #49

 



¡Tierra a la vista!

 

Un relato sobre grandes navegaciones

 

 

 

Año 874, un grupo de personas oriundas de Escandinavia, guiadas por los relatos sobre la existencia de tierras nuevas más allá del mar, desembarca en las costas de Islandia. No encuentran más que montes, glaciares y silencio.

Hay quien dice que al explorar los alrededores hallaron signos de vida humana: cruces grabadas en piedra, restos de hogueras y pequeñas embarcaciones...

… y también se cuenta que monjes irlandeses, los Papar, podrían haber habitado Islandia antes de la colonización vikinga, en busca de soledad y retiro. Quienes defienden esta teoría argumentan que llegaron siguiendo el vuelo de las aves migratorias.

Desembarco de los vikingos en Islandia
Fuente: Wikimedia. Dominio Público

 

Cada año, millones de aves migratorias emprenden viajes impresionantes de miles de kilómetros, atravesando continentes, océanos y desiertos para llegar a sus zonas de cría o de invernada.

Estos desplazamientos no solo requieren resistencia física, sino también una extraordinaria capacidad de orientación.

Para conseguirlo, disponen de brújulas naturales internas, sistemas de navegación biológicos que combinan información del campo magnético de la Tierra, del cielo estrellado, del Sol, de los paisajes y de los olores del entorno. La naturaleza ha equipado a estas viajeras con un asombroso sentido de orientación que les permite seguir rutas precisas año tras año.

 

Barnaclas cariblancas (Branta leucopsis) volando en formación durante la migración otoñal. La fotografía fue tomada en Finlandia.
Fuente: Wikimedia.  Créditos:  Thermos - Licencia CC2.5

 

Perciben el campo magnético terrestre para saber dónde está el norte y el sur, incluso cuando viajan de noche o el cielo está cubierto. En sus largas travesías nocturnas, se convierten en expertas observadoras del firmamento: siguen el movimiento de las constelaciones y reconocen qué estrellas giran en torno a un punto casi inmóvil, el polo celeste.

 

Experimentos en planetarios demostraron que distinguen patrones estelares igual que los seres humanos identificamos la Osa Mayor, garantizando un rumbo seguro en plena oscuridad.

Sin embargo, la contaminación lumínica altera sus rutas y desorienta a muchas aves, que chocan o se desvían de su destino.

 

Cuidar la oscuridad del cielo no solo nos permite contemplar las estrellas, sino también proteger la navegación de quienes dependen de ellas para sobrevivir. Otra razón de peso para cuidar nuestro cielos nocturnos. 

Fotografía circumpolar del polo sur celeste tomada desde el desierto de Atacama.

Fuente: Wikimedia.  Créditos:  A. Duro/ESO - Licencia CC4.0


Para saber más

 Enlaces:

 

  1. How Vikings navigated the world - Science Nordic

  2. Magnetic Orientation in Animals - Researchgate


Cápsula realizada por 

Virginia Garcia Pena

Sociedad de Ciencias Aranzadi



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