Cuando el Hubble fue lanzado en 1990, se estimaba una vida útil de 15 años, pero para sorpresa y satisfacción de todos, ha superado con creces las expectativas y se espera que continúe funcionando al menos hasta finales de la década de 2020, e incluso más allá. Desgraciadamente, a largo plazo, el arrastre atmosférico reducirá gradualmente su altitud, por lo que la NASA planea acoplarle un módulo de propulsión. Este podría guiarlo a un descenso controlado en el océano Pacífico o elevarlo a una órbita más alta, donde quedaría fuera de servicio durante varias décadas más.
Desde su lanzamiento, el Hubble ha sido mucho más que un telescopio. Es una ventana al cosmos, permitiendo a la humanidad explorar el universo de formas que antes parecían inalcanzables.